UNA LANZA POR EL GOBIERNO DE ESPAÑA

ACEITUNAS

Consejo de Ministros

Año y medio después del estallido de la pandemia, una reflexión serena y desapasionada sobre la evolución de estos meses críticos para el mundo nos lleva a romper una lanza por el Gobierno de España. La irrupción del Covid 19 en marzo del año pasado hizo tambalearse los cimientos de nuestro planeta, encendió la mecha de la peor crisis sanitaria que se recuerda y nos inoculó el veneno de la incertidumbre, el miedo, el dolor y la muerte. Era un nuevo virus, desconocido, inesperado, para el que no había remedio y que no traía manual de instrucciones para hacerle frente, que puso en jaque a todos los Estados del mundo y que obligó a movilizar con urgencia una respuesta integral a la altura del reto que se planteaba.

El Covid ha causado muchas muertes, ha dejado muchas secuelas y ha legado también sufrimiento y daño a los familiares de las víctimas. Nuestro recuerdo más emocionado siempre irá dirigido a todos ellos. El Covid ha supuesto un desafío que nos ha puesto a prueba como sociedad. Y hemos respondido con un esfuerzo colectivo heroico, aceptando medidas tan duras como un confinamiento, cumpliendo las normas y adoptando todas las precauciones posibles. Hemos limitado nuestros movimientos y hemos cambiado nuestra forma de vivir para hacerla más segura. Y hemos tenido la fortuna de contar con colectivos ejemplares que se jugaron el tipo en los peores momentos y lo han seguido haciendo: profesionales sanitarios, trabajadores sociales, transportistas, repartidores, cuerpos y fuerzas de seguridad, agricultores, ganaderos, empleados de tiendas… Nuestro reconocimiento será eterno.

Sin duda, en este largo y arduo camino, el Gobierno de España ha cometido errores; probablemente haya incurrido en alguna contradicción; y seguramente su actuación ha podido ser insuficiente en algún momento. Pero es que ningún país del mundo podrá presumir de haber desplegado una gestión intachable. Sencillamente, porque es imposible.

Valorando todos los elementos, analizando todos los hechos, poniendo encima de la mesa situaciones y medidas, creemos que el Gobierno de España ha hecho un trabajo razonable para cumplir con dos grandes objetivos: atender la emergencia sanitaria para salvar vidas y desplegar un escudo social que protegiera a familias, trabajadores, autónomos y empresarios.

En Jaén, 36.000 trabajadores protegidos por ERTE; 21.000 autónomos con prestación por cese de actividad en 2020 y otros 6.700 en este 2021; ayudas extraordinarias para trabajadores temporales y empleadas del hogar; más de 15.000 beneficiarios con Ingreso Mínimo Vital; y más de 8.000 empresas con acceso a 920 millones de euros de financiación a través de la línea de avales del ICO. Todo ello con aplazamientos fiscales, moratorias, ayudas al alquiler de la vivienda y prohibición de cortar el suministro de luz, agua o gas a colectivos vulnerables.

Hoy empezamos a ver la luz al final del túnel. El Gobierno de España, en esa senda de trabajo prudente, discreto y callado, ha tenido en estos días un merecido reconocimiento: España lidera la vacunación entre los 50 países más poblados del mundo. Es su trabajo, pero es trabajo bien hecho, después de mucho sufrimiento, y desde luego merece que lo pongamos hoy aquí en valor. El trabajo de España, en coordinación con Europa, ajeno a las críticas destructivas, ajeno a la oposición irresponsable y ajeno a la confrontación desleal de alguna comunidad autónoma, ha dado sus frutos gracias también, por supuesto, a la inmensa labor de nuestros profesionales sanitarios. No se trata de colgarse medallas, sino de intentar aplicar moderación, ponderación y argumentos al balance de una gestión que no puede despacharse con descalificaciones y maniqueísmos irresponsables.

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