LAS POLÍTICAS DE EMPLEO PASAN A SEGUNDO PLANO EN ANDALUCÍA

 

ACEITUNAS

El PP se encaramó al Gobierno de la Junta de Andalucía aupado por el cada vez más tambaleante mito de su eficacia gestora en materia de economía y empleo. Una mentira repetida mil veces durante años acaba convertida en verdad, sostiene una vieja consigna nazi. Sin embargo, la realidad se empeña en desmentir a la derecha y en tumbarle esa vitola adquirida con los efluvios de la propaganda y que no encuentra acreditación en los hechos.

Durante sus años en la oposición, la derecha hizo uso y abuso de la demagogia más populista en un asunto tan delicado como es el desempleo. Tan demagogo y tan populista que inundó Andalucía de unos carteles con la cara del señor Moreno Bonilla prometiendo nada menos que 600.000 puestos de trabajo en caso de gobernar la comunidad autónoma. Una auténtica frivolidad contra la que llevan 2 años y medio estrellándose. Hoy Andalucía se encuentra en torno a 1 millón de parados.

El caso de la provincia de Jaén es paradigmático. El PP prometió la creación de 46.000 puestos de trabajo. En 2 años, según los datos del mes de abril, hay 10.000 parados más en la provincia de Jaén. No es que no hayan creado empleo: es que el PP ha traído un saldo negativo a esta tierra. Es verdad que la crisis de la pandemia ha afectado al mercado laboral, pero no es menos cierto que en el primer año de legislatura, antes del estallido del virus, el saldo también era negativo.

En un contexto de aumento del paro y de crisis socioeconómica derivada del Covid-19, las administraciones tienen la obligación de reforzar las políticas públicas de empleo. Lo ha hecho el Gobierno de España con un esfuerzo descomunal para proteger a millones de trabajadores, desempleados, autónomos y pymes. Pero no lo ha hecho la Junta de Andalucía, más preocupada por confrontar con el Gobierno de España y por despilfarrar dinero público en fantasiosas campañas de propaganda y autobombo para dibujar una Andalucía de las maravillas que sólo existe en la imaginación de los líderes del PP.

En un momento donde la Junta debería incrementar los recursos para proteger e incentivar a los sectores económicos y a nuestro tejido productivo, el presidente Moreno Bonilla ha tomado la dirección contraria. No ha convocado los planes locales de empleo, que en 2018 trajeron 24 millones de euros a los pueblos de la provincia para generar puestos de trabajo. Ha dejado sin ejecutar más de 800 millones de euros en políticas de empleo y formación. No ha articulado ningún programa especial de reactivación económica y de empleo a pesar de haber recibido miles de millones de euros del Gobierno de España para combatir los efectos de la pandemia. Y ha incumplido flagrantemente todas las promesas realizadas a la provincia de Jaén y que se traducen en 5 planes especiales de los que no hay ni rastro. Entre ellos, había un plan de reindustrialización que el PP vendió por toda la provincia e incluyó en su programa electoral sin que se haya puesto colorado hasta la fecha.

La leyenda del PP como buen gestor y favorecedor del empleo vuelve a derrumbarse. Todo el pedigrí se les agota en la oposición, donde mantienen discursos irresponsables que luego son incapaces de sostener en el Gobierno. Los miles de parados de la provincia de Jaén no se merecen, desde luego, que ningún partido juegue con su drama familiar. Lo único que exigen es dedicación plena de las administraciones para resolver su grave problema, medidas que contribuyan a paliar su situación y cumplimiento de las promesas que les hicieron. Por tanto, la Junta y el PP tienen la obligación moral de pedirles perdón y reparar este engaño.

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