Santos Cerdán, Presidente de la Fundación Pablo Iglesias

Pocas instituciones y organizaciones pueden presumir de más de 140 años de historia. ¿Qué ha significado el PSOE para la Historia de España? ¿Qué ha aportado este partido al presente de nuestro país después de casi siglo y medio?

La historia del PSOE es parte de la historia de España, van de la mano. Porque la historia de este país desde el último tercio del siglo XIX, cuando Pablo Iglesias Posse funda este partido, no puede entenderse ni explicarse sin la influencia, el protagonismo y las aportaciones de una organización que ha contribuido como nadie a hacer de este país lo que es hoy, una de las mejores democracias del mundo. Es una historia llena de heridas, de jirones y caídas, pero también de capacidad de superación. Y es una historia de la que estamos orgullosos, porque está construida con los derechos y libertades conquistados. Desde el descanso dominical, la protección de la maternidad o la jornada de 8 horas a la ley de Igualdad, contra la violencia de género, el matrimonio igualitario, la dependencia, el aborto, la Eutanasia o el Ingreso Mínimo Vital. Los socialistas pusimos en marcha la Educación, la Sanidad y las pensiones públicas. Cada avance, cada derecho, cada mejora para la vida de las personas en este país, ha venido de la mano del PSOE.  Y lo hemos hecho desde donde de verdad se cambian las cosas, desde la política.

¿Cómo se ve hoy la figura de nuestro fundador, Pablo Iglesias Posse, con ojos del siglo XXI?

Pablo Iglesias Posse sigue siendo una inspiración para todos los socialistas, y su legado está más vivo que nunca. Prueba de ello es que el partido que fundó va a cumplir en unos días 142 años, mientras que otras organizaciones muy jóvenes languidecen o están al borde de la desaparición, muy cerca de la irrelevancia. Y eso es lo peor que puede ocurrir en política, perder la capacidad de influir y mejorar la vida de aquellos a los que servimos: los ciudadanos. El pasado mes de diciembre le rendimos homenaje en el 95 aniversario de su muerte. Y lo hicimos para reivindicar su legado, su compromiso, su trabajo incansable por un mundo mejor. Su historia es la historia de la conquista de derechos y libertades para los españoles, porque hace casi 142 años fundó el PSOE para dar voz a quienes no la tenían, para defender la libertad y la justicia social, la igualdad de oportunidades. Pablo Iglesias Posse, como el PSOE, es ya patrimonio de todos los españoles. Por eso su busto, un bloque de 1,5 toneladas de piedra que resistió a la Guerra Civil y a los intentos del franquismo de destruirlo, preside la sede del PSOE en la calle de Ferraz. Para recordarnos lo que somos, lo que hemos sido y para qué estamos aquí. Y no tenemos ninguna duda de que hoy estaría orgulloso de este partido, y de este Gobierno.

Política, cultura, historia y memoria se dan la mano en la Fundación Pablo Iglesias… En una situación excepcional como la que vivimos, ¿en qué momento se encuentra actualmente la Memoria Histórica en nuestro país?

Ningún país puede avanzar hacia un futuro próspero sobre la negación de sí mismo y de su historia. Como cualquier democracia plena, los españoles tenemos la necesidad de mirarnos los unos a los otros y reconocernos en una historia colectiva, tenemos la necesidad de construir una memoria democrática común, fruto de consensos y lejos de revanchismos. Así nació la Ley de Memoria Histórica de 2007. Lamentablemente, en esta tarea colectiva, la derecha de este país no solo nunca ha arrimado el hombro, sino que ha puesto todos los palos en las ruedas, despreciando el dolor y la necesidad de reparación de tantas y tantas víctimas de la Guerra Civil y del Franquismo, muchas de ellas aún en fosas y cunetas. Pero lo más indigno y preocupante de todo es cómo PP y Cs han abandonado los consensos, y presos de la ultraderecha de Vox, han abrazado discursos y políticas que incitan al odio y manipulan nuestra historia. Nombres como los de Largo Caballero e Indalecio Prieto, demócratas y antifascistas que defendieron, con la palabra y con las ideas, la legalidad democrática vigente, han visto atacada su memoria en muchos de los lugares en los que gobiernan las derechas. El Ayuntamiento de Madrid y el Ayuntamiento de la Puerta de Segura, aquí en Jaén, son buena muestra de ello. El ataque a su memoria es un ataque a nuestra memoria colectiva, y sienta un peligroso precedente que rompe las bases de la convivencia y consensos básicos de la Transición.

El Gobierno de Rajoy dejó sin financiación la Ley de Memoria Histórica y hoy grupos de derecha radical como Vox abominan de esta Ley. ¿Queda camino por recorrer en España hasta alcanzar la madurez democrática?

La derecha parece no haber aprendido nada. Las parálisis de las políticas públicas y los recortes presupuestarios han sido la seña de identidad de sus gobiernos en materia de memoria histórica. Y ello, a pesar de las recomendaciones de la ONU, especialmente en lo referente a las fosas comunes. El Gobierno de Moreno Bonilla y sus socios de la ultraderecha no ha sido una novedad. Andalucía suma un tercio de los ejecutados por Franco, pero la Junta no ha impulsado trabajos nuevos o que no estuvieran ya encarrilados, y ha frenado actuaciones en todas las provincias. Ha metido tijeretazo en los presupuestos y en las subvenciones. Pero el proyecto de Ley de Memoria Democrática del Gobierno de España romperá el bloqueo y la parálisis de PP, Cs y Vox. En cuanto a la madurez democrática, creo que el PP tiene que reflexionar. El pasado de febrero conmemorábamos el 40º aniversario del 23-F. Fue un recordatorio de aquello que merece la pena salvaguardar, pero también de aquello que nunca debe volver. Y la sociedad española, juntos los partidos políticos, sindicatos y todas las instituciones, marcaron el final del franquismo. Sin embargo, hoy, 40 años después, vemos al líder de Vox proclamar que el Gobierno socialista es peor que el de Franco, y se queda tan a gusto. Y a su lado, el señor Casado ni siquiera se ruboriza. España es hoy una democracia plena, una de las mejores del mundo, y es tarea de todos cuidarla y preservarla.

La pandemia ha cambiado las prioridades y ha traídos nuevos retos. ¿La política ha estado a la altura de las circunstancias?

La pandemia está suponiendo el mayor desafío global desde la Segunda Guerra Mundial. Ha traído consigo una triple crisis sanitaria, económica y social que ha venido sumarse a los efectos de la crisis financiera de 2008. Nos ha golpeado profundamente, mostrándonos nuestras vulnerabilidades. Pero también ha servido para poner de manifiesto la importancia de defender lo público, lo común: nuestra sanidad, nuestra educación, nuestro sistema de protección social. Frente a las recetas de la derecha, basadas en recortes y austeridad, que solo trajeron a España desigualdad y pobreza, el Gobierno ha apostado por desplegar un escudo sin precedentes, ha aprobado los presupuestos generales más sociales de la historia y ha liderado el cambio de paradigma en Europa que ha supuesto el histórico fondo de 750.000 millones. Es una tarea de Estado, para no dejar a nadie atrás y para convertir el reto en oportunidad, en la oportunidad de acometer aquellas transformaciones que ya eran necesarias pero que ahora se hacen imprescindibles. De ahí la importancia del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que supone el mayor paquete de reformas e inversiones de nuestra historia.