LA RESPUESTA A LA CRISIS QUE NUNCA HUBIERA DADO LA DERECHA

 

ACEITUNAS

Hemos superado el año desde que estalló la pandemia del covid-19, una emergencia sanitaria mundial que ha derivado en una crisis económica sin precedentes y, en consecuencia, en un riesgo de fractura social por desigualdad. Cuando por fin se empieza a atisbar la luz al final del túnel con el proceso de vacunación, es un buen momento para reflexionar sobre la respuesta que han ofrecido tanto Europa como el Gobierno de España para afrontar las dificultades derivadas de esta crisis. Una respuesta que se ha diferenciado notablemente respecto al año 2012, cuando el Gobierno del PP fue radical en su estrategia de austeridad: reforma laboral, destrucción de empleo, recorte salarial, precariedad, pérdida de poder adquisitivo de las pensiones, copagos sanitarios, endurecimiento de las becas o supresión de las ayudas al alquiler de la vivienda. La respuesta de la derecha frente a la crisis fue una auténtica sangría que pagaron fundamentalmente las clases medias, trabajadoras y humildes de este país.

La reacción ha sido distinta en este 2020-2021. Europa ha cambiado el chip y ha enfocado su respuesta a la protección social, a la dinamización de la economía y a incentivar un cambio de modelo productivo. Para ello, ha tenido la valentía de impulsar la movilización de fondos por importes milmillonarios. Ese guante fue recogido por el Gobierno de España, que desde el minuto 1 de la pandemia tuvo meridianamente claro que nadie podía quedar atrás por culpa de la crisis y que todos los esfuerzos tenían que ir dirigidos en primer lugar a proteger a familias, trabajadores y empresas, y en segundo lugar a incentivar la reactivación económica.

Esa apuesta del Gobierno ha paliado el sufrimiento de millones de personas en nuestro país. Sólo hay que acudir a las cifras en la provincia de Jaén, donde más de 36.000 trabajadores han estado protegidos por ERTE, y donde más de 21.000 autónomos se beneficiaron de la prestación por cese de actividad hasta octubre y, desde entonces hasta la fecha, otros 6.000 autónomos han accedido a alguna de las ayudas y prestaciones todavía dispuestas por el Gobierno de España. Hay un dato revelador: el Gobierno de Pedro Sánchez ha destinado a estas prestaciones por desempleo 102 millones de euros más que el año anterior. Es decir, 102 millones de euros extra para atender esta emergencia social en la provincia.

 Además, más de 7.300 empresas jiennenses han accedido a una financiación de 846 millones de euros gracias a los avales del ICO. Y más de 15.000 personas, el 40% de ellas menores, están percibiendo el Ingreso Mínimo Vital. Sin duda, siempre se podrían haber hecho más cosas y mejores. Pero nadie puede dudar de la voluntad, el compromiso y la firme determinación de este Gobierno de ayudar a la inmensa mayoría de la ciudadanía, con especial atención a los más vulnerables. Y esto lo ha hecho un Gobierno progresista. No podemos olvidar nunca que otro Gobierno no hubiera hecho lo mismo.

En este contexto, la Junta de Andalucía recibió el año pasado 7.500 millones de euros extraordinarios por parte del Gobierno de España. A pesar de esa cantidad de dinero, no hemos visto ni por asomo ninguna estrategia integral de apoyo a las clases medias y trabajadoras, a las familias, a las pequeñas y medianas empresas, a los autónomos, a los comerciantes, al sector del turismo de interior o a los agricultores. No hemos visto ningún plan de refuerzo en la sanidad pública, en los hospitales y en los centros de salud; ni ninguna actuación de relevancia en la educación pública, en los colegios, en sus servicios complementarios y en la enseñanza infantil de 0-3 años. En la Junta de Andalucía sólo hemos visto despilfarro en propaganda y autobombo, y ahora en una rebaja de impuestos para los más ricos. Por desgracia, las recetas de las derechas perviven en los dominios de un Moreno Bonilla que ha sido incapaz de mirarse en el espejo de Pedro Sánchez.

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