LA JUNTA DE ANDALUCÍA SE QUITA LA CARETA EN PLENA PANDEMIA

Un año y medio ha sido tiempo suficiente para constatar que el autoproclamado con rimbombancia y sin pudor ‘gobierno del cambio’ ha traído a Andalucía y a la provincia de Jaén ‘el cambio… a peor’. PP y Ciudadanos llevan afanados 18 meses en desplegar una política esencialmente propagandística para difundir un perfil de moderación y centrismo que los hechos se encargan de desmentir semana a semana. 

En primer lugar, porque son rehenes de Vox, un grupo político que bebe de las fuentes de la ultraderecha y que se maneja como pez en el agua en la estrategia del bulo, la fake new y la descalificación, alentando un clima de odio y de ruptura de la convivencia. Sus imposiciones son ley, porque el ‘gobierno del cambio a peor’ se sostiene por esos 12 votos y por tanto se disolverá como un azucarillo en el momento en que Santiago Abascal lo ordene. No puede haber moderación en quienes sostienen un discurso tibio contra la violencia de género, quienes no desarrollan las leyes que blindan los derechos de colectivos como el LGTBI o quienes han paralizado las políticas de memoria democrática.

Y en segundo lugar, porque no pueden ser moderados quienes están aplicando a sus políticas el filtro ideológico de la más cruda derecha. En apenas año y medio, han emprendido una operación de desmantelamiento del modelo público andaluz, metiendo la tijera no sólo en sanidad, educación y política social, sino en todos los ámbitos que abarca la actuación de la administración autonómica. Sólo hay que ver lo que ha ocurrido con las ITV: en solo un año, se han quintuplicado los vehículos en espera en las estaciones de la provincia de Jaén.

La irrupción de la pandemia nos hizo pensar que PP y C’s iban a frenar esta operación, pero desgraciadamente los hechos indican que no sólo no la ha paralizado, sino que cabe la posibilidad de que aceleren los recortes. El Gobierno de Bonilla lleva 4 meses de perfil ante la crisis. Pasó el Estado de Alarma instalado en el confortable lamento contra el Gobierno de España. Desde hace casi un mes, la responsabilidad ya está en su tejado. Ahora la Junta es la que debe liderar el proceso de recuperación. Y los síntomas que detectamos no son buenos. No están reforzando la sanidad pública en un momento que es fundamental, tienen la educación hundida en un mar de improvisación y de recortes, y mantienen cerrado el diálogo y la cooperación leal con las diputaciones y los ayuntamientos. A éstos apenas han destinado recursos para ayudarles contra la pandemia y cuando ha llegado la hora de convocar los planes de empleo se han despachado con un recorte de 7,5 millones de euros a la provincia de Jaén. La Junta ha aprobado la contratación de 3.000 personas como auxiliares de playa para contribuir al turismo seguro en las provincias del litoral, pero se ha mantenido al margen de las provincias del interior, que también tienen una situación complicada que afrontar y que van a recibir a miles de visitantes este verano.

La guinda al impresentable pastel de PP y Ciudadanos ha sido el incumplimiento de las grandes promesas electorales en Jaén: las autovías de Torredonjimeno-El Carpio y Fuerte del Rey-Andújar ya no se van a construir, en un histórico ejercicio de cinismo y desvergüenza política por parte de las derechas que habrá que recordarles durante muchos años. Definitivamente, la Junta se ha quitado la careta. Y se la ha quitado especialmente en la provincia de Jaén, donde los 3 planes específicos que el señor Bonilla prometía en cada visita han quedado finalmente reducidos a 1: el Plan Jaén Mejor Ninguneada.

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