Juanma Moreno de perfil ante la campaña de aceituna
Por segundo año consecutivo, el campo jiennense ha afrontado una campaña de la aceituna de extrema dureza por las consecuencias de la sequía. La cosecha ha vuelto a registrar una bajada dramática y, por tanto, en paralelo se ha producido un drástico descenso del número de jornales. Agricultores y trabajadores eventuales del campo vuelven a atravesar un periodo complicado, donde sus rentas se ven afectadas y donde se mantiene la incertidumbre del futuro más inmediato ante la escasez de precipitaciones.
En estas circunstancias, las administraciones tienen la responsabilidad de dar un paso al frente y ofrecer una respuesta a los afectados, que en el caso de la provincia de Jaén representan un sector fundamental de nuestra economía, no en vano el olivar y el aceite de oliva alcanzan un notable porcentaje del PIB provincial haciendo buena aquella máxima que dice que ‘cuando el olivar se resfría, la provincia estornuda’.
El Gobierno de España y la Diputación Provincial de Jaén son conocedores de la realidad de la provincia y, desde luego, están demostrando su sensibilidad con estas dificultades. La Diputación puso en marcha el año pasado un plan especial de empleo por importe de 10 millones de euros que ha reeditado en esta campaña, gesto que le honra por cuanto es una administración modesta, que no tiene competencias en empleo y que por supuesto no cuenta con los recursos milmillonarios de otras administraciones. Por su parte, el Gobierno de España atesora con Pedro Sánchez una trayectoria de compromiso y respaldo al sector evidenciado a lo largo de estos 5 años, con medidas con la Ley de la Cadena Alimentaria, la norma de calidad del aceite de oliva o el logro de las ayudas asociadas para el olivar menos productivo. Pero también ha sido sensible a las dificultades coyunturales y ha ido aumentando progresivamente en estos últimos años el presupuesto del PFEA, con una subida del 23% que le acerca a los 26 millones de euros en la provincia de Jaén. O la reciente aprobación de la prórroga de la reducción de las peonadas de 35 a 10 para poder acceder al subsidio y a la renta agraria. O la bajada de impuestos al sector agrario, con especial incidencia en los módulos del IRPF de los olivareros. Por tanto, Gobierno de España y Diputación demuestran con hechos que se ocupan y se preocupan de los problemas del sector del olivar, de sus trabajadores eventuales del campo y de la provincia de Jaén.
Nadie sabe, en cambio, a qué se dedica la Junta de Andalucía, una administración que tiene competencias y recursos de sobra para afrontar las dificultades, impulsar iniciativas de apoyo al tejido productivo y emprender planes de ayuda a los sectores más vulnerables. Con un presupuesto de casi 47.000 millones de euros, uno no puede mirar hacia otro lado. Por desgracia, eso es lo que hace Juanma Moreno, ponerse de perfil como si los problemas no fueran con él, abandonar a su suerte a la gente y dejar que otras administraciones le saquen las castañas del fuego. Entre la deslealtad, la irresponsabilidad y la indolencia, Juanma Moreno se ha negado por segundo año consecutivo a aprobar un plan especial de empleo para los trabajadores del campo. Y eso a pesar de tener más dinero que nunca en sus presupuestos gracias a la flexibilidad del Gobierno de España y los fondos europeos. El drama de decenas de miles de familias con dificultades para llegar a final mes porque no encuentran un tajo en la aceituna no conmueve al presidente de la Junta de Andalucía, insensibilizado en su mayoría absolutista y encastillado en su soberbia. Los ciudadanos no le dieron esa responsabilidad para que huya de los problemas. Al contrario, lo pusieron ahí para que dé las mejores respuestas ante situaciones de dificultad. Si aún no lo ha entendido, debería reflexionar sobre ello.