Artículo de Opinión

SE ACABÓ

#SeAcabó es el grito del hartazgo de la sociedad española frente al machismo.

Nació como reacción ante el machismo que ha empañado la gran alegría para el deporte femenino español, pero se ha convertido en la revolución silenciosa de muchos hombres y mujeres, sobre todo de las más jóvenes, frente al machismo.

Este verano, cuando prácticamente la totalidad de españoles y españolas estábamos pegados a la televisión celebrando un mundial, asistíamos atónitas a unos hechos gravísimos: El machismo que en muchas ocasiones se desliza sutilmente en nuestro día a día, se hacía evidente a toda la audiencia mundial.

Y la sociedad española lanzó un grito de rechazo: #SeAcabó. Una reacción de una gran mayoría de la sociedad española frente al machismo.

Y ante este grito de #SeAcabó, ¿cuál fue la reacción del presidente de la Junta de Andalucía, de su gobierno o de su partido? Ninguna.

Mientras toda la sociedad, la andaluza por supuesto también, rechazaba de manera enérgica estos hechos, ni el gobierno, ni siquiera el PP andaluz (el PP de Jaén no sabemos ni dónde estaba ni si tiene criterio propio), enmudecieron y en su silencio siguen, porque está claro que al PP en defensa de los derechos de igualdad ni está ni se le espera.

Ahora que a Moreno Bonilla no se le va la palabra “igualdad” de la boca, aunque más bien solamente para confrontar con el Gobierno de España y por otros motivos, quisiera recordarle que tiene muchas cuestiones pendientes y muchos recortes, que él mismo hizo, que eliminar: que no puede asfixiar económicamente a las asociaciones, no puede seguir manteniendo el humillante teléfono de violencia intrafamiliar, no puede seguir permitiendo al negacionismo campar a sus anchas por su partido y su gobierno, no puede dejar de invertir en políticas de igualdad como lo está haciendo.

Sr. Moreno Bonilla la igualdad no es un lazo, una pulserita o una bandera que coger un día porque “toca” para no quedarse fuera de la foto, sino que es una política estructural y transversal que no debiera olvidar en ningún momento, porque sin igualdad no hay democracia.