2021: LAS DOS CARAS DE LA MONEDA
Despedimos un año 2021 complicado, con luces y sombras, con indudables rayos de esperanza sobre el futuro más inmediato pero también con preocupación por la evolución de la pandemia en las últimas semanas. En una reflexión global, debemos concluir que este 2021 ha sido el año del comienzo de la recuperación, una recuperación marcada por la seguridad y la estabilidad que nos ha traído el exitoso proceso de vacunación. España ha liderado la inmunización de su población, con casi el 80% de los ciudadanos con la pauta completa, una cifra ejemplar que ha puesto de relieve el buen trabajo del Gobierno, el compromiso de la sociedad española y la excepcional labor de los profesionales sanitarios. Ha sido un esfuerzo colectivo del que debemos sentirnos orgullosos. En cualquier caso, la expansión de la variante Omicron demuestra que no se puede bajar la guardia ni lanzar las campanas al vuelo.
En medio de esta pandemia, el Gobierno de España también ha seguido este año desplegando su escudo protector sobre los colectivos más vulnerables, pero al mismo tiempo también ha trabajado para incentivar la recuperación económica y garantizar que ésta es justa y llega a todos los sectores. Ha facilitado avales para que las empresas puedan tener acceso a financiación, ha mantenido los ERTE’s, ha seguido ayudando a los autónomos, ha aprobado el ingreso mínimo vital y ha impulsado un plan de recuperación muy ambicioso para reactivar la economía de nuestro país y generar empleo en un cambio de modelo productivo.
Pero no sólo eso. Ha sido capaz de blindar y ampliar derechos, con medidas como la actualización de pensiones conforme a IPC, la subida del salario mínimo a 965 euros, el aumento histórico de las becas, las medidas para respaldar al sector del aceite de oliva, el acuerdo para la reforma laboral, las medidas para ayudar a las familias frente a la subida de la luz o la aprobación de nuevas leyes como la Formación Profesional, Vivienda o Eutanasia.
La otra cara de la moneda hemos vuelto a encontrarla en la Junta de Andalucía, un gobierno de derechas que ha sido un completo desastre en la gestión de la crisis y que ha puesto la guinda en este último trimestre con su incapacidad para sacar adelante unos Presupuestos para el año 2022. Moreno Bonilla ha continuado inflexible con su hoja de ruta, con un deterioro imparable de la sanidad pública que ha alcanzado cotas de desmantelamiento en hospitales y atención primaria. Especialmente dramática ha estado siendo la situación de los centros de salud, colapsados en las últimas semanas por la incompetencia de una Junta de Andalucía que se ha atrevido a despedir a más de 8.000 profesionales sanitarios en un momento en que eran más necesarios que nunca. Las urgencias saturadas, las colas en las calles y los increíbles retrasos en la realización de PCR’s han estado a la orden del día en una sanidad pública andaluza gravemente perjudicada por el PP.
Otro tanto cabe decir de las políticas de empleo, donde Moreno Bonilla también se la ha jugado a los desempleados de Andalucía. Prometió 600.000 empleos en campaña electoral y 3 años después no sólo no los ha creado, sino que ha recortado los planes de empleo (Jaén lleva perdidos más de 16 millones de euros en esta legislatura), no ha aprobado planes de reindustrialización, ha desactivado las ayudas Feder para la instalación de empresas, ha suprimido Unidades del Programa Orienta y recortado técnicos de orientación laboral y ha paralizado asuntos clave como el nuevo acceso a Geolit, la ampliación de suelo industrial en Martos, las áreas logísticas del triángulo Linares-Andújar-Bailén o la conexión de polígonos en Alcalá la Real.
Es evidente que lo mejor de que acabe 2021 es que el año nuevo abre la oportunidad de acabar con esta legislatura funesta en Andalucía y poner fin a esta Junta de derechas.