LOS ENEMIGOS DE ANDALUCÍA ESTÁN YA EN ANDALUCÍA
La conmemoración del Día de Andalucía se tiñe este 2021 de unos ribetes reivindicativos a los que la sociedad andaluza no estaba acostumbrada en estas últimas décadas. Desde que en 1980 se lograra el pasaporte a un autogobierno de primera, no habíamos asistido a ninguna etapa en la que esa autonomía, esa identidad y ese respeto a la singularidad se hubieran visto amenazados. Andaluces y andaluzas apenas sufríamos periódicamente aquellos episodios pintorescos de desprecio secular por parte de algunos ilustres representantes de la derecha. Que si el voto cautivo, que si el acento andaluz no se entiende, que si el Estatuto de Autonomía era un cachondeo, que si los andaluces se pasaban el día en el bar, que si el PER son pitas, pitas, pitas… En definitiva, un rosario de insultos anclados en los más rancios estereotipos y tópicos de otras épocas, aderezados con una buena ración de falsedades y mentiras sobre esta tierra. Era la pataleta de un partido que siempre había fracasado en las urnas y que desfogaba con estas salidas de tono. Aquellos ataques no dejaban de ser una anécdota, aunque reveladora, que venía a retratar el verdadero sentimiento de desconfianza y recelo que la derecha ha sentido siempre hacia Andalucía y hacia sus gentes.
Aquello quedó efectivamente en una anécdota. Porque, por desgracia, la llegada del triunvirato de derechas al Gobierno de la Junta de Andalucía en enero de 2019 ha convertido la ‘broma’ en una seria amenaza. En estos 2 años de gobierno de coalición PP-C’s, con la inestimable muleta de Vox, Andalucía ha sufrido el inicio de un proceso de deterioro de los servicios públicos que hoy se puede constatar con nitidez en nuestro sistema sanitario, en nuestro modelo educativo o en nuestra atención social. Ya lo hemos comentado en otras ocasiones y no vamos a abundar más, porque es de sobra conocido. Pero también se ha iniciado un proceso de erosión del autogobierno como instrumento efectivo de progreso, del desarrollo autonómico y de la identidad andaluza. Lo hemos visto con la ocultación de símbolos en un audiovisual conmemorativo del 28F pagado por la Junta de Andalucía con el dinero de todos y todas. Y lo vemos con las continuas andanadas del tercer socio en discordia de esta coalición, Vox, siempre dispuesto a sembrar la semilla de la involución democrática.
Hablamos de un grupo de extrema derecha que celebra el 28F con un acto público titulado ‘El fracaso de las autonomías’, por lo que nadie puede escudarse en la ignorancia o el desconocimiento de las intenciones de este partido político. Vox habla claro y sus pretensiones están encima de la mesa. Es un caballo de Troya que se ha colado en el Parlamento andaluz con el objetivo último de dinamitarlo; pero a diferencia del caballo original, éste entró con un cartel donde lo anunciaba con meridiana claridad: ‘autonomías fuera’. Por tanto, PP y C’s no pueden escudarse en la ignorancia. Cada gracia que otorgan a Vox y cada concesión que realizan a la extrema derecha representa una claudicación vergonzante de una conquista histórica que costó sangre, sudor y lágrimas a millones de andaluces y andaluzas.
Decía Goebbels que “una de las mayores bromas de la democracia siempre será que les dio a sus más acérrimos enemigos los medios necesarios para destruirla”. Los enemigos de Andalucía también se están valiendo del Estatuto y de la Constitución para intentar minar nuestra autonomía y socavar nuestra identidad. Redoblemos esfuerzos, no les demos el más mínimo aliento y defendamos los valores de diversidad, convivencia, respeto y tolerancia que han hecho de Andalucía una tierra excepcional en su singularidad.