LA JUNTA TIENE QUE CAMBIAR SU RUMBO EQUIVOCADO
La evolución de la pandemia en la provincia de Jaén ha dibujado una curva ascendente progresiva prácticamente desde el 22 de junio en que la Junta de Andalucía se hizo cargo del mando en nuestra comunidad autónoma. Todavía resuenan los ecos de aquellas vergonzosas soflamas contra el Gobierno de España, aquellas bochornosas acusaciones y aquellas alentadas manifestaciones callejeras de la clase bien de este país, cuando la situación todavía era muy delicada y suponían un grave riesgo para la salud pública. Aquellos irresponsables que llegaron a votar dos veces en contra de prorrogar el Estado de Alarma, aquellos que amenazaban con protestas callejeras aún peores y aquellos que le exigían al Gobierno de España que delegara el mando en las comunidades autónomas deberían pedir perdón por lo que hicieron entonces y dar explicaciones por lo que han hecho en estos últimos 4 meses.
La provincia de Jaén tenía el 22 de junio una sola persona hospitalizada por Covid y acumulaba varios días sin registrar contagios en todo su territorio, fruto de la contundencia de las medidas adoptadas por el Gobierno de España –tan criticadas por esas derechas irresponsables– y sobre todo por el inmenso sacrificio realizado por la sociedad en su conjunto, que nunca nos cansaremos de elogiar, y por el trabajo heroico de los profesionales sanitarios, de los trabajadores sociales, de las fuerzas de seguridad y de otros colectivos cuyo esfuerzo fue fundamental para sostener a este país. Ese 22 de junio la Junta recogió el testigo con cerca de 1.800 contagios acumulados en la provincia de Jaén durante esos 3 meses infaustos: hoy hay 12.000 contagios acumulados, es decir, se han producido 10.000 contagios más, hay 240 hospitalizados y la cifra de fallecidos también ha crecido exponencialmente. 4 meses después, la situación está descontrolada, como descontrolada ha sido la gestión de la Junta frente a la pandemia.
La evidencia es que la Junta ha ido a rebufo del virus, no ha cumplido con su obligación, no ha planificado prácticamente nada, está afrontando las situaciones problemáticas de manera improvisada (ahí están el inicio de curso escolar o la campaña de la aceituna), no ha hecho caso de quienes le veníamos avisando que tenían que preparar planes, protocolos y recursos, ha actuado a espaldas de los ayuntamientos y de las diputaciones, ha negado información, ha rechazado el diálogo y encima ha acelerado el proceso de desmantelamiento de la sanidad pública, con un colapso generalizado en los centros de salud, los hospitales desbordados y los refuerzos sanitarios brillando por su ausencia y marchándose a engrosar las filas de la sanidad pública en otras comunidades autónomas.
Siendo todo esto evidencia, y sabiendo que algún día habrá que depurar responsabilidades políticas, la realidad es que hemos llegado a un punto crítico en la provincia de Jaén. La incompetencia y la desidia de la Junta nos ha llevado a una situación de cierre perimetral de la provincia y de sus 97 municipios. Llega tarde, por supuesto, pero ya de nada vale lamerse las heridas. El PSOE, su Grupo Parlamentario, la Diputación Provincial de Jaén y los ayuntamientos –tanto alcaldes y alcaldesas como portavoces en la oposición– vuelven a reiterar su voluntad absoluta de diálogo, trabajo conjunto, cooperación y lealtad institucional para superar la pandemia. Los socialistas reiteran a la Junta que tiene caminar por la senda de la responsabilidad, sentarse con los alcaldes, facilitar información, abrirse al diálogo y poner recursos encima de la mesa; en resumen, la Junta tiene la obligación de cambiar su rumbo equivocado. Porque la salud pública de nuestros vecinos y vecinas está en juego. Y ahí no podemos negociar nada. Eso es lo primero para el PSOE. Hay que reforzar ya la atención primaria y los hospitales, hay que incrementar el número de rastreadores, hay que ser más diligente en el dispositivo para atender a los temporeros y hay que poner más recursos para bajar las ratios en los colegios. En definitiva, la Junta tiene que empezar a trabajar de verdad, que es lo que le están reclamando los hombres y mujeres de esta tierra.